Las empresas, al igual que las personas, son entidades vivas que atraviesan diferentes etapas durante su actividad en los mercados en los que operan. De igual manera, los productos y servicios que ofrecen, cumplen un ciclo de vida natural que se inicia con su diseño y lanzamiento, para experimentar un posterior crecimiento hasta llegar a su madurez y finalizar con su declive, momento en el cual es necesario un replanteamiento que permita adaptarlos a las nuevas necesidades de los clientes, a las innovaciones, o a los sustitutos lanzados por la competencia.
Los elementos de comunicación e imagen empleados por las empresas para definir su imagen corporativa, así como los que dan vida a sus productos y servicios no deben ser ajenos a este proceso. Así como evolucionan los modelos de negocio, los productos y los servicios, los elementos de imagen deben adaptarse a los nuevos tiempos y permitir el inicio de nuevos ciclos, transmitiendo a los mercados un concepto de renovación y modernización.
La necesidad de adaptarse a las tendencias actuales es un motivo más que suficiente para hacer un análisis de la imagen de la empresa para decidir si es necesario realizar un cambio. Los colores, las formas y los materiales que se emplean en un momento determinado, envejecen con el tiempo y hacen necesario que en un momento dado, sea mandatorio hacer un lavado de cara para no caer en el aburrimiento y transmitir una imagen de obsolescencia a los clientes.
Parece claro que la renovación de la imagen y de las marcas es algo indiscutible, la duda que surge es, cuándo es el momento adecuado para realizarla y qué indicadores son los que pueden alertar de esta necesidad. La respuesta a esta pregunta se puede simplificar en tres simples aspectos:
- Una imagen está anticuada cuando a la comunidad de influencia (empleados, clientes y proveedores) de la empresa le parece anticuada. Esto parece subjetivo, pero cuando la gente empieza a hacer referencia a un tema en concreto con demasiada frecuencia, tal vez es el momento de poner el foco en solucionarlo.
- Un logotipo corporativo o una imagen de marca está caduca en el momento en que se aleja o deja de transmitir de los valores fundamentales de la empresa. Como se ha dicho, la empresa está en constante evolución.
- Por último, es preciso acometer un rediseño de un logotipo o una marca en el momento en que se detecta que deja de cumplir los criterios básicos de simplicidad, comprensión o incluso, de legibilidad. Las tendencias en diseño pueden hacer que algo que en un momento resulta fácil de entender y de leer, con el tiempo resulte abstracto y complicado.
Tampoco existe un criterio definido en cuanto a la duración que puede tener un diseño. Normalmente se puede afirmar que una imagen gráfica diseñada con base en un briefing que recoja todos los aspectos que desea transmitir la empresa y realizada por un profesional con experiencia, puede emplearse sin miedo al desgaste por un período de tiempo alrededor de los 10 años. En el momento en que se acomete su rediseño, es muy importante tener en cuenta que los retoques deben ser simples y sutiles, con el fin de adaptarlo, pero nunca se debe caer en el error de hacer que pierda su identidad por completo. Esto podría suponer la pérdida de clientes, de posicionamiento, y en general, del esfuerzo realizado durante años para conseguir un lugar en la mente del consumidor final.
Entonces, ¿qué es lo más importante a tener en cuenta en el momento de realizar un rediseño de marca? Lo primordial, analizar la situación de forma global para determinar si es necesario el cambio y las razones que conducen a él, para concentrar los esfuerzos en darles solución. Es preferible además, no casarse con tendencias de diseño concretas, las modas pasan muy rápidamente y con ellas se va la actualidad de una imagen de marca, es preferible optar por trazos tradicionales. También es importante centrarse en el objetivo de modernizar pero nunca de alterar la esencia del logotipo o imagen para no caer en el error comentado anteriormente que puede llevar a una pérdida de identidad. Las tipografías y los colores elegidos son fundamentales, siempre es preferible una tipografía legible y trabajar con uno o dos colores como máximo. Por último, y no menos importante, es preciso asegurar que los diseños son replicables y adaptables a los diferentes usos que se va a hacer de ellos, para esto es imprescindible contar con diseños vectorizados y que se definan con exactitud los pantones de color empleados.
¿Has considerado que tal vez sea el momento de realizar un cambio en tu imagen corporativa o en la de alguna de tus marcas? Confía esta responsabilidad en manos de profesionales, en MarQuid Consulting contamos con la experiencia y un equipo de diseño con capacidad para ayudarte en este proceso de resideño y conseguir los mejores resultados para tu empresa. Recuerda que sólo quien sabe a dónde va elige el mejor camino.
Mario Gálvez
Director de Análisis y Seguimiento