Hoy, en nuestro afán de encontrar lecciones marketinianas en el arte que nos rodea, analizaremos una de las grandes obras del cine de los últimos tiempos. Su protagonista es el actor del momento, el gran premiado con un Oscar, y esta obra es, para muchos, su película por excelencia, motivo suficiente para haberse llevado este premio con antelación. Estamos hablando, por supuesto, de Leonardo Di Caprio y El lobo de Wall Street. Si no la habéis visto, es una imprescindible en las retinas de cualquier espectador que se precie.
Basada en hechos reales, esta película dirigida por Martin Scorsese narra la vida de Jordan Belfort, un corredor de bolsa americano de mediados de los 80. Di Caprio interpreta a este personaje desde sus comienzos, un joven que persigue el sueño americano, hasta que es declarado culpable de diferentes delitos relacionados con las altas finanzas, como lavado de dinero o manipulación del mercado de valores.
Si no la habéis visto, no esperéis más. Nosotros vamos a centrarnos en analizar el marketing que hemos encontrado en ella:
- El mensaje: El punto clave de esta película y del mundo de la publicidad y el marketing. Según Will Rogers, “la publicidad es el arte de convencer a gente para que gaste el dinero que no tiene en cosas que no necesita” y, en este caso, los vendedores de acciones lo aplican a la perfección y así crecen sus fortunas. ¿Cómo lo hacen? Con el mensaje perfecto. Adjuntamos el vídeo de la escena para que lo comprobéis: el objetivo es vender un bolígrafo. ¿Por qué iba a comprarle un bolígrafo? En ese momento, el vendedor pide que le escriba su nombre en una servilleta. Es ahí donde se da cuenta que realmente necesita un bolígrafo para hacerlo.
Aunque existen muchas diferencias entre marketing y ventas, lo que todos deben de tener claro es el objetivo y su estrategia para conseguirlo, donde el mensaje es lo más importante. No basta con conocer el producto, si no en crear su necesidad. En la última escena de la película, el protagonista lo intenta en una conferencia: pide a todos los asistentes que le vendan un bolígrafo. Lo definen, lo elogian, pero… ¿basta con eso para convencer a un cliente?
- Publicidad engañosa: el punto contrario al anterior. No todo vale para vender; en la película solo buscaban el dinero, vendían acciones de cualquier negocio en ruinas que nadie compraría, con sus consecuentes quejas posteriores al descubrir los clientes que habían tirado su dinero. Obviamente, no interesa engañar al cliente, el dinero no es lo más importante en una empresa; queremos un cliente satisfecho, no un comprador que lo hace una única vez y se vuelve en nuestra contra.
- Motivación: Independientemente de los objetivos que se persiguen en la película, vemos a un jefe con frecuentes discursos y motivaciones a sus empleados (también cuestionables). Lo que nos incumbe es la esencia de dicho acto, en la motivación del equipo de trabajo, se ven reflejados los éxitos.
- Ambición: Cuando el protagonista empieza a ganar dinero siempre quiere más, y de ser un joven soñador llega a multimillonario con yates, chicas, drogas…y todo lo que eso conlleva. Al igual que en las empresas, la ambición es buena hasta cierto límite, todos debemos saber dónde están los nuestros y hasta donde podemos abarcar. Y lo más importante: si llegamos a nuestras metas, no olvidemos de dónde venimos. Ser precavido y seguro en tus pasos, asegurará que no acabes como el protagonista de esta película.
Seguro que en esta película habéis encontrado muchos guiños más al marketing, y estaremos encantados de que nos los digáis.
Una vez más os recordamos que sólo el que sabe a dónde va, elige el mejor camino.
Ejecutiva de cuentas