Oscar Wilde, es uno de mis autores favoritos, mejor dicho, es mi autor favorito, por muchos motivos, pero creo que los principales son dos: el primero; la atemporalidad de los temas que trata y el trasfondo de sus obras, siempre son temas actuales. El segundo motivo es su lenguaje, una auténtica delicia para los sentidos.
En un post anterior, ya hace un tiempo, saqué las lecciones de marketing de El Retrato de Dorian Gray, pero hoy le toca el turno a una obra hilarante de este autor: El Fantasma de Canterville, una joya auténtica, con la que pasar un buen rato de risas, absolutamente recomendable para los que no la leyeron, y volver a leerla no está demás para los que ya la conocemos.
Arrancamos con lecciones de marketing en esta obra:
- Análisis de la situación para buscar nuevas soluciones: esta lección es sin duda necesaria en marketing y cualquier aspecto empresarial. Si algo no funciona o deja de funcionar, hay que innovar y buscar nuevas alternativas y soluciones. El pobre fantasma, Simón de Canterville, siempre había tenido unas fantásticas técnicas para asustar a los residentes del castillo en el que llevaba 300 años, pero todo cambió con los residentes americanos. Cambió el target y por tanto hay que cambiar la estrategia de contactar e interactuar con ellos, ya que la estrategia de toda la vida, le dejó de funcionar. Esto pasa de forma constante en los negocios, pero es más evidente con el marketing digital, internet, redes sociales… con estas irrupciones, las reglas de juego cambiaron drásticamente.
- Innovación: una vez que analizamos cuál es el problema, el siguiente paso es buscar alternativas. Como bien decía Albert Einstein, si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo. Si el target cambia, y también el entramado empresarial, las nuevas generaciones buscan alternativas diferentes, no podemos seguir comunicándonos y haciendo un marketing tradicional. Esto nos llevaría al fracaso. Tenemos que enfocarnos a los problemas de una forma diferente y buscar siempre soluciones alternativas.
- Gestión correcta de la comunicación: Simón de Canterville no podía entender que los nuevos habitantes del castillo lo tratasen con esa falta de respeto e indiferencia. Él tenía un objetivo, quería descansar, pero la forma de comunicarse con los humanos no era la correcta para poder conseguirlo. Hubo necesidad de un intermediador, paciente, que escuchara de forma afable, Virginia, y de esta forma consiguió al fin sus objetivos. Una correcta comunicación empieza estudiando al receptor del mensaje, en función de esto la estrategia a seguir ha de ser diferente.
- Éxito de reaccionar/actuar diferente a lo que todo el mundo espera: uno de los primeros golpes de impacto que recibió el pobre fantasma fue la sugerencia del nuevo propietario del castillo, que, al escuchar cómo se acercaba por la noche, salió de su habitación sugiriéndole que utilizara un aceite para el ruido de sus cadenas; estaban haciendo mucho ruido. Simón no se podía creer lo que estaba pasando, la reacción normal de los humanos eran los gritos de terror y el salir despavoridos ante su aparición. El efecto sorpresa es un recurso muy habitual en publicidad y el marketing. Sirve entre otras cosas para captar la atención de los públicos a los que nos queremos dirigir, hay que pensar siempre en ser diferentes y sorprender, es una herramienta fantástica de la venta.
Con estas reflexiones nos vamos de fin de semana. Descansad, leed y pensad en estos consejos recogidos de la obra de Óscar Wilde, que seguro os pueden resultar de utilidad en el día a día del marketing de vuestras empresas.
No nos vamos sin recordaros que, sólo quien sabe a dónde va elige el mejor camino.
Directora de Diseño e Implementación